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De visita en el norte de Morazán

María Tenorio, Agosto, 18, 2011

Ruta militar le llamaban antes a la que recorre varios pueblos del norte de Morazán: hoy se promueve como Ruta de la paz. En las vacaciones de agosto nos lanzamos a visitar, junto a un grupo de amigos, varios parajes que, hace tres décadas, eran zonas de control del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las cinco organizaciones que formaron el FMLN. Aunque ahí se puede hacer “turismo de guerrilla”, es posible recorrer esos lares con otra mirada.

Para llegar a las cabañas El Ocotal, en el municipio de Arambala, sobre una bien pavimentada carretera hacia Perquín, tuvimos que atravesar la calurosa San Francisco Gotera. Nos detuvimos un rato en su mercado, donde abundan el achiote y las especies como la pimienta gorda, el comino y la canela. Una vez en las cabañas, tomamos el carro hacia Perquín, que nos recibió con una leve llovizna vespertina. El pueblo estaba transformado en un mercado: en cada casa se vendía algo y en un par de calles había ventas de souvenirs chinos, nacionales y “revolucionarios”, tales como gorras del FMLN, libros de Roque Dalton y camisetas de Monseñor Romero.

Jiquilisco, pueblo y bahía

María Tenorio, Agosto 3, 2011

Vaya, pues

María Tenorio, Julio 06, 2011

Por más que nos declaremos ciudadanos del mundo, nuestra forma de hablar nos ata a un nosotros menor que el universo. Puede ser un país, una región o incluso una ciudad. Así, los salvadoreños nos diferenciamos --no solo hacia fuera, sino también hacia dentro-- por muchas expresiones y acentos. A riesgo de caer en folclorismos, dedicaré este día mi columna a la lengua de estas tierras.

Pobre, es artista

María Tenorio, Junio 2011

Leí la convocatoria en un periódico local: se invitaba a un concierto para recoger fondos que ayudaran a sufragar gastos médicos de un artista que había sobrevivido pintando postales. Di con esa nota de prensa mientras buscaba eventos culturales donde enviar a mis estudiantes de primer año de universidad.

Mi reacción inmediata fue pasar la página. Como mis alumnos poco o nada tienen que ver con el sector cultural (cursan economía, derecho o ingeniería), decidí no mostrarles esta faceta lastimera que tanto se proyecta en los medios de comunicación. Luego me he quedado pensando en el porqué de mi reación. De eso escribo en las próximas líneas.

Pena ajena

Mi actitud obedece a un sentimiento de pena, en los dos sentidos que usamos la palabra, dolor y vergüenza. Pena de difundir el imaginario del artista víctima que se ha entregado al Arte (con mayúscula inicial) a costa de sacrificar una vida digna. Ante un grupo de jóvenes que ha optado por profesiones bien vistas socialmente, me da pena alimentar el mito del fracaso de quienes se dedican --nos dedicamos-- a la producción cultural. 

Ser salvadoreño ¿es un estigma?

María Tenorio Jueves, Junio, 23, 2011

En medio de todos nuestros desacuerdos nacionales, quizás en un punto podamos estar de acuerdo: ser salvadoreño es una condición un tanto ingrata. Digo “quizás” porque algunos dirán que, violencias y corrupciones aparte, se sienten orgullosos de esta nacionalidad. Para demostrarlo esgrimirán símbolos de identificación tales como las pupusas, el queso duroblandito, la Pílsener, la Selecta. A usted se le ocurrirán otros más de similar calibre, es decir, de carácter provinciano, aldeano o, como decía mi querido profesor Paco Escobar, municipal.

Una seria y una lait

María Tenorio

Miercoles, Junio 08, 2011

Dos obras teatrales hicieron de mi sábado pasado un día excepcional. Una era seria; la otra, lait. La primera, titulada De novo, trataba sobre los errores que se cometen en los tribunales de migración estadounidenses y que son decisivos para la vida de la persona juzgada. La segunda, Viejos, ofrecía momentos cotidianos de siete adultos mayores representados por títeres. Ambos espectáculos, cada uno en su estilo, me resultaron disfrutables.

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