Gineceo y creatividad doméstica

María Tenorio, Agosto 01, 2012

Mi blog Gineceo sale a luz. Es un espacio dedicado a las artes manuales, las artesanías o las manualidades, como querramos llamarlas.

En él me propongo, además de mostrar mi producción y revelar algunos secretos, visitar los sitios web de artistas que me inspiran o sorprenden con sus obras, sus técnicas y su capacidad de convocar grupos de gente con similares inquietudes. También quiero incluir entrevistas a salvadoreñas dedicadas a la creación manual.


La palabra “gineceo” tiene dos significados: uno floral y otro griego. El primero se refiere al conjunto reproductor de las flores, su parte femenina, conocida también como pistilo. El segundo sentido, de donde surgió el título de mi sitio web, hace referencia al área de las casas griegas de la antigüedad destinada a las mujeres. En en esa sección pasaban ellas la mayor parte de su día desarrollando sus actividades de forma bastante independiente de los hombres, quienes también disponían de su propio espacio, el andrón.

El gineceo griego solía ocupar la parte trasera de las casas y estaba compuesto por un patio central, una habitación con cama matrimonial, un cuarto grande y cuartos para las esclavas, entre otros. En el libro Los misterios del gineceo, Francois Lissarrague estudia la vida del gineceo a partir de dibujos en vasijas de cerámica y afirma que las griegas, en el hogar, estaban dedicadas principalmente al trabajo, la higiene y el orden. Esas imágenes representan mujeres hilando lana, extendiendo una tela, peinándose o acicalándose. Algunas veces ellas están acompañadas por niños pequeños y, excepcionalmente, por algún hombre que ocupa una posición marginal. También hacen su aparición pajarillos domésticos y alguna flor o ramita de mirto. Objetos propios de esas representaciones del gineceo son cofres, vasos, cestos, husos, telares, espejos, sillas, instrumentos musicales, collares.

Del gineceo así entendido rescato ese espacio femenino creador situado al interior de la casa. Lo relaciono directamente, en mi caso, con una producción y experimentación que, en gran medida, no tiene más propósito que el placer estético del color, las formas y las texturas. El gineceo es mi pequeño taller doméstico, con su mesa y sus repisas llenas de materiales y producción interrumpida. Pero también es cualquier otro espacio de la casa donde me siento a coser, dibujar o pintar. El gineceo también es un lugar para compartir con la gente de confianza --mis sobrinos son los usuarios que más lo frecuentan-- alrededor de unos pinceles, hilos y agujas, o recortes de fieltro.

La internet es parte consustancial de lo que transcurre en mi gineceo. La web me ha abierto a nuevas concepciones sobre la creatividad doméstica. La producción artística y artesanal de muchas personas --la mayoría, mujeres-- alrededor del mundo no está confinada a las paredes de la casa para ser despojada, luego, del sello de sus creadores en el mercado o las tiendas. Gracias a los blogs y las redes sociales, artistas de cualquier parte del mundo comparten sus procesos de creación y promueven sus productos terminados; se conectan entre sí para intercambiar técnicas, consejos e ideas; marcan tendencias en el universo de las artes manuales y las manualidades.

La creatividad doméstica, si no es impuesta como única opción, es un verdadero placer. En mi caso, por ejemplo, se trata de una práctica que realizo en mi tiempo libre y, por el momento, sin la presión económica de tener que ganarme la vida con ella. Mi trabajo como profesora universitaria cumple esa función, mientras que en el gineceo me dedico a “jugar” con materiales nobles como hilos, pinturas, telas, papeles, foamy, goma y con algunos objetos peligrosos como cuchillas y agujas.

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